jueves, 6 de octubre de 2011

Cuando el sol nos queme las espaldas.
Cuando nuestra piel esté curtida y nuestros labios resecos.
Cuando una canción se vuelva himno.
Cuando estemos dispuestos a dar la vida por ver sus sonrisas.
Cuando estemos expectantes a lo desconocido.
Cuando un abrazo se vuelva vital.
Cuando queramos prolongar nuestra infancia para siempre.
Cuando las risas se mezclen con los llantos.
Cuando todas las almas se vuelvan una.
Cuando las respuestas más lógicas se encuentren en los juegos.
Cuando los kilómetros que nos separan se vuelvan invisibles.
Cuando sus voces nos hagan sentir vivos de nuevo
Y cuando finalmente nos volvamos a dar la mano...
...sabremos que hemos llegado a casa.


Falta poco, espérennos.

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parido por cande