Pensando en vos me puse a caminar. Pasé por diferentes lugares y noté que las cosas estaban ligeramente distintas...
Caminando de costado, me topé con una nube en la vereda. Me tropéce y caí hacia arriba y enseguida me levanté para abajo.
Ví un águila agotarse del planear en el infinito. Descendió y se tómo el subte, la línea D.
Al llegar al mar, contemplé la puesta del sol por el norte. Las olas me perseguían por la izquierda, por la derecha, por adelante y por atrás.
Tomé un puñado de arena y no se me escapó ni un sólo granito. Agarré 4 tiras de agua y me puse a hacer macramé.
Pasé por Córdoba sin oír ni un solo cuarteto. Los cordobeses se habían vuelto alérgicos al fernet.
Pude llegar caminando hasta Italia, y el Atlántico no se interpuso en mi camino. Ví a la Torre de Pizza caerse para el otro lado.
En Francia se les había acabado el queso, el vino y el paté. Ahora se bañan todos los días.
Emocionada arribé a África, y disfruté viendo a los animales en jeeps fotografiando compulsivamente a hombres asustados y perdidos.
Ya de vuelta en mi habitación, me miré al espejo. Mis brackets habián sido reemplazados por pequeños caramelos masticables. Y mi pelo lacio era amarillo como el sol.
Sin alarmarme me recosté en la cama, sonriendo. Mientras me iba dando cuenta de cómo rompías con todos los esquemas (los del mundo y los míos), pensaba: cómo me encantás.
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parido por cande