viernes, 6 de abril de 2012

La primer hoja cayó suavemente del árbol, sin saber que con su caída acababa de alterar por completo el equilibrio del universo. 
En la hoja ya no podrá reposar el capullo de la oruga. Del capullo nunca nacerá la mariposa que inspirará al poeta. El poeta decide entonces escribirle al sol. La luna se siente olvidada y nunca más gira alrededor de la tierra. Las estrellas dejan de brillar, víctimas de la soledad. Las noches acaban por perder su encanto, y ya nadie volvió a encontrar refugio en la oscuridad.
La hoja en su caída se vuelve hombre. El hombre toca el suelo y, con cuidado, abre los ojos. Se encuentra en un mundo que vive sólo de día, sin el cantar de las lechuzas, sin cenas a la luz de las velas, y sin ojos soñadores que reflejen el brillo de las estrellas.

El hombre se irguió decidido y dio sus primeros pasos al horizonte.
Intentando recuperar el equilibrio perdido.

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parido por cande