Las paredes comenzaron grises. Yo comencé pequeñita.
Todo tan grande. Tan inmenso. Yo tan perdida, pero al mismo tiempo tan encontrada.
Cuando miraba para arriba encontraba allá a lo lejos, el techo de cristal que dejaba pasar la luz del sol. Las paredes se iluminaban y se veían pequeñas grietas; y adentro de cada una, un universo distinto.
Decenas de cuerpo pasaban corriendo a mi lado. Saltaban, jugaban, reían, algunos lloraban.
Un mástil se imponía alto y victorioso a mi lado. Sarmiento me observaba juicioso por detrás. Aurora me daba los buenos días todas las mañanas.
Varias personas me tomaron de la mano. Algunas aún lo hacen. Otras, ya no.
Las paredes se volvieron amarillas. Yo había crecido un poquito.
Todo igual de grande. Todo igual de inmenso. Yo tan en casa.
Subí los escalones que me acercaban un poquito al techo. Desde acá el sol se ve más grande y brillante. Acá me siento alta.
Anteojos. Aparatos fijos. Lentes de contacto. Anteojos de nuevo. Pelo largo. Pelo corto. Sonrisa de marfil. Aparatos movibles.
Bolsas de dormir en los pisos de las aulas. Un guiso preparándose en la cocina. Un megáfono pierde la vida en el patio.
Amigos, compañeros, amigovios, ignorantes, conocidos, grandes, chicos, si te he visto no me acuerdo, gatos, palomas, huerta.
Música, baile, hamburguesas, fiestas, proyectos, clases, teatro. Aula Magna.
1° 2° 3° 4° 5°
Ahora de las paredes salen unas manos que me saludan. Yo les contesto. Un poco contenta, un poco triste. Lloro y porque lloro me da risa. Ahora ya no es tan grande. Ya no es tan inmenso. Ahora llevo todo conmigo, acá adentro.
Me voy. Un poco menos pequeña, un poco menos ignorante, bastante más humana. Me voy. No me quiero ir. Vuelvo. Me quedo acá para siempre.
No se cómo explicar todo. Todo lo que vimos, sentimos, y respiramos juntas. Es tanto y son tan pequeñas las palabras que me dan bronca.
ResponderEliminarQué bueno es tenerte, siempre, siempre.
Cuántos cambios Cande y qué rápido pasa el tiempo!
ResponderEliminarYo soy de las que creen que lo que alguna vez empieza siempre sigue andando y nunca termina, aunque sea vuelto recuerdo para ser vivido siempre que uno lo desee.
"Acá, para siempre"
ResponderEliminarY siempre estarás, siempre estaremos.
Porque en cada una de esas palabras aparece mi nombre, junto al tuyo.
Todas esas cosas que nombraste, por las que pasaste, fueron por las que pasamos, juntas, de la mano.
No nos vamos, nos quedamos, en estos momentos nos metamorfoseamos, nos transformamos en inmortales. Nuestros nombres impresos en cada una de las aulas, impreso en cada alfajor oreo de la cantina, en cada pared martillada, en cada bache, en cada marcha, en cada lucha, en cada viaje, en cada abrazo que compartimos.
"Candela y Ludmila" esos son los nombres de la nueva inmortalidad.
El acosta nunca nos va a dejar.
Te amo cande, mucho.