sábado, 31 de diciembre de 2011

     Siete locas en el Norte,
     si alguna vez logran llegar...
...permítanme que cuente
creo que lo harán.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

García Lorca lo podría haber dicho

Batallón de mariquillas de soldados que han venido
a mariquillearme con cien maricas plomizos.
De pólvoras los maricas, y de maricas sus tiros


Y matan como maricas,

al amor por pervertido,
y ciegan los ojos niños
y así no verán maricas.

Maricas que me marican

por mariquear fantasías
que tildan de mariconas
por no encontrarles sentido

Pelotones mariquitas

que destrozan...¡Maricones!
el corazón de este hombre
con dignidad de marica

Acribillen mis genitales

que a maricas endulzaron
y al hacerlo que me exploten
como frutillas...maricas


Que mi sangre reproduzca
en este suelo marica
flores de colores nuevos
que las verán mis maricas

Maricas los enfermeros,

por sanar lepras maricas.
Galileo, el más marica,

por pretender ver redondo
un mundo cuadrangulado
por cuadrangulados maricas

Marica el crucificado

por redimir mariquitas
Marica madre, ¡marica!

por haberme tu parido

Marica también mi padre

por tener semen marica
Y maricas mis ancestros
por engendrarnos maricas

Y así...sumando...maricas

veremos que en cada tumba
de humanidades maricas
sólo yacen esqueletos
esqueletos maricas. 
Gracias, Pepe

domingo, 25 de diciembre de 2011

¿Réquiem? a una infancia

¿Cuál es el momento idóneo para dejar de decir "cuando sea grande..."?
Una vez, a los tres años, en una sola oración inventé un verbo y un sustantivo; hoy revuelvo en todo mi diccionario por varios minutos para lograr expresar (aunque sea un mínimo acercamiento) todo lo que me pasa adentro, y sólo la menor parte de las veces logro mi cometido.
A los 9 años me regalaron mi primer cuaderno para escribir, y mi primer cuento narraba la historia de un niño que sonámbulo asesinaba a su hermana en nochebuena; hoy me siento osada al escribir sobre una lágrima que cae sobre un pentagrama.
A los 11 años escribía en mi agenda con el abecedario secreto de la Valentina para que nadie pudiera descubrir lo que me pasaba; hoy tengo un blog abierto a todo el mundo en el que trato de volcar (siempre con cierto recato y en la medida de lo posible) un pedacito de mi alma.
A los 13 años me creía una gran conocedora de la vida y sus vicisitudes; hoy me siento más minúscula y perdida que en cualquier otro momento de mi vida. Hoy soy chiquita.

Cuando sea grande, quiero tener la capacidad de ser chiquita de nuevo.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Se levantó siendo Candela.
Después de mirarse al espejo, comenzó a peinarse el largo pelo de Lourdes con las manos de Guadalupe.
Se tomó el colectivo y cuando se sentó, se puso a escuchar música con los oídos de Anita.
Mientras caminaba, se dio cuenta que sus piernas eran las de Popi, las cuales en vez de caminar la hacían bailar.
Pasó la mayor parte de la mañana riendo, y de sus risas salieron Silvana, Abigail y Cintia. De vez en cuando se quedaba seria, y su rostro se volvía el rostro de Néstor.
Por la tarde y bajo la lluvia, se divirtió saltando en los charcos de agua como si fuera Juancito, y dijo las mismas bromas que hubiera dicho Roberto, o tal vez Belén.
Se puso a ver un video con los testimonios más dulces que jamás hubiera escuchado, y pudo sentir con claridad como Rocío le besaba una mejilla y Cira le tomaba la mano.
A la noche no quiso cenar. Prefirió ir directo a la cama.
Cuando estuvo en su habitación, miró por la ventana y contempló las estrellas con los ojos de Luciano.


Finalemente, cuando se fue a acostar, ya no era Candela. Pronto comenzó a soñar y, una vez más, Candela fue Malimán.

lunes, 12 de diciembre de 2011


Las risas se desprendieron de sus rostros y se volvieron color, y ese color inmortalizó en las nubes una magia que se resume en dos palabras: te quiero.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Y si hoy me duelen las manos,
si me tiemblan los labios,
si se me tapa la garganta
si se me hace un nudo en el estómago,
y si siento un pequeño agujerito en el alma
debe ser por algo.....

Si hay una única razón para mi malestar
(y sé bien cuál es)
esa es que hoy tengo la fuerza para decir
Gracias, hasta luego.